Ney Blanco de Oliveira en la Corte del Rey.
Capítulo XXV: La fama y el Rey "En la Corte del Rey".
HÉCTOR: “Pelé” se retiró dos años después de ese mundial. Pero regresó al fútbol con el equipo Cosmos de Nueva York… ¿Por qué?
NEY: Por cierto, muy criticado ese regreso. Y más, lo cual le dolió mucho, criticado por el pueblo brasileño. Es verdad que se retiró, negándose inclusive a jugar un mundial con la Selección Brasileña. Dos años se pasaron cuando recibió la propuesta del Cosmos de N.Y. Dentro de la ley federal de trabajo brasileña, existe una cláusula que se refiere a los jugadores profesionales de fútbol. Jugador con más de 30 años de edad y 10 años de pertenecer al mismo club, tiene su carta libre. Esa era la situación de “Pelé”. Libre como un pájaro, después de todo. ¿Recuerdan aquello de dormir bajo la tribuna? ¿Aquello de ser mundialista a los 16 años y 8 meses? ¿Aquello de defender la camiseta del Santos F.C. durante 13 años, en cualquier estadio de este planeta? Bien, otra misión lo esperaba y aunque bien pagado, bastante difícil. Sólo el Rey, con su prestigio, honestidad, oficio y magia, podía resolverla. Claro que el Santos F.C. gritó y bien alto. Pensó que podría seguir cobrando a nombre de “Pelé” y no era así. Tampoco el fútbol brasileño, a nombre de la Confederación Brasileña de Deportes, tenía derechos sobre el Rey. Era libre y eso no le gustó a muchos parásitos del fútbol. No estaba en bancarrota, como dijeron: era libre de hacer lo que más le complaciera. Aceptó ese reto.
NEY: La fama empezó desde el mundial de 1958. Le costó trabajo solidificar su prestigio con la corona en la cabeza. “Pelé” ganó honestamente esa corona ya que, en su trajinar por los cinco continentes, acompañado de la Corte, consiguió ese título. Otro ejemplo: al gran Alfredo DiStéfano lo conocí como suplente del River Plate y después con la camiseta del Huracán de Argentina, fue prestado al equipo del globo porque no tenía lugar con el club de la franja. Ahí estaban Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Ángel Labruna, Lostau, el “Maestrito” Báez, que tampoco, a pesar de su grandeza, tenía lugar. Todos se fueron a Colombia en la época de la “piratería”. Pero, ¿cuántas veces el gran Alfredo visitó América Latina, África, Asia y Oceanía con su equipo, grande por cierto, el Real Madrid? Más aún, ¿cuántas veces expuso su prestigio en un mundial? El Rey jugó ese mismo prestigio en cuatro mundiales de los cuales, en tres, consiguió el título. Podría haber jugado el quinto pero como siempre, fue muy claro: al término del partido frente a Italia en el Mundial de 1970, en una de las escaleras del Centro de Nutrición, firmando algunos autógrafos a señoras responsables de la limpieza, me confesó: “Es el último mundial que juego”. Siento que fue el máximo de su carrera ese mundial. El hombre, sí, ha cambiado. No por la fama. Nunca estuvo mareado por tan traicionera situación. Ha cambiado porque, como todo lo que está bajo la ley de esta vida (los años pasan), Edson, el “Sací-Pereré”, “Pelé”, maduró como hombre y eso es, no sólo bueno, sino normal. Los años pasan y el matrimonio, los hijos, el divorcio, tener que ser inteligente para no ser usado, y además, con una situación económica más que consolidada, aparte de responsabilidades civiles en su país, el hombre ha cambiado; sigue ecuánime y coherente, sencillo en su trato personal y a la par, disfrutando de lo que le costó muchísimo conseguir. Todo bajo control, diría el profesor Mazzei, que también sigue en la Corte.
HÉCTOR: “Pelé” se retiró dos años después de ese mundial. Pero regresó al fútbol con el equipo Cosmos de Nueva York… ¿Por qué?
NEY: Por cierto, muy criticado ese regreso. Y más, lo cual le dolió mucho, criticado por el pueblo brasileño. Es verdad que se retiró, negándose inclusive a jugar un mundial con la Selección Brasileña. Dos años se pasaron cuando recibió la propuesta del Cosmos de N.Y. Dentro de la ley federal de trabajo brasileña, existe una cláusula que se refiere a los jugadores profesionales de fútbol. Jugador con más de 30 años de edad y 10 años de pertenecer al mismo club, tiene su carta libre. Esa era la situación de “Pelé”. Libre como un pájaro, después de todo. ¿Recuerdan aquello de dormir bajo la tribuna? ¿Aquello de ser mundialista a los 16 años y 8 meses? ¿Aquello de defender la camiseta del Santos F.C. durante 13 años, en cualquier estadio de este planeta? Bien, otra misión lo esperaba y aunque bien pagado, bastante difícil. Sólo el Rey, con su prestigio, honestidad, oficio y magia, podía resolverla. Claro que el Santos F.C. gritó y bien alto. Pensó que podría seguir cobrando a nombre de “Pelé” y no era así. Tampoco el fútbol brasileño, a nombre de la Confederación Brasileña de Deportes, tenía derechos sobre el Rey. Era libre y eso no le gustó a muchos parásitos del fútbol. No estaba en bancarrota, como dijeron: era libre de hacer lo que más le complaciera. Aceptó ese reto.
HÉCTOR: ¿Cuál era el reto a sus responsabilidades?
NEY: Antes de entrar a ese tema, me gustaría Héctor, mencionar que en toda su historia (hasta la fecha), ya con otras actividades y responsabilidades, el Rey “Pelé” nunca tuvo un departamento de publicidad. Seguía y sigue popular, era y es la gran atracción en donde se para; las invitaciones a nivel gobiernos, ser llamado para cualquier manifestación deportiva en todo el planeta; los títulos por parte de Francia, Portugal, Inglaterra, llenaban las horas de ocio que provoca el retiro de las canchas. Más aún para el Rey, que a pesar de sus 32 años, seguía con su vida disciplinada que le daba ese extraordinario poder físico; un rey no puede estar en el retiro cuando aún trae en la cabeza la corona. El trono era su lugar. Al aceptar el contrato del Cosmos, asumió responsabilidades muy serias, como promover el futbol asociación en Norteamérica.
Esa era la tercera ocasión que se intentaba profesionalizar el fútbol asociación en los Estados Unidos. Primero se intentó con Salvador Reyes, con los Toros de Los Ángeles; después con “Vavá” en San Diego con los mismos Toros. Y la tercera con “Pelé” en el Cosmos.
(El próximo lunes: Aprender inglés fue más fácil de lo esperado; y la nueva responsabilidad con el Cosmos).
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