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jueves, 12 de noviembre de 2020

"Pelé" en palabras de Ney Blanco - Cap. XIV

Ney Blanco de Oliveira en la Corte del Rey.
Capítulo XIV: Temperamento, carácter, personalidad y amor propio de un Rey.


NEY: Ahora yo quisiera preguntarte, Héctor, ¿qué hubiera ocurrido con otro jugador que se enfrenta a estas dos circunstancias adversas cuando nadie lo conoce?

HÉCTOR: Ya se han dado casos, con respuestas inversas, es decir, completamente desfavorables a otros jugadores. Prospectos los hubo, muchos, en casi todos los rincones de la tierra, que por falta de temperamento, carácter o personalidad, no pudieron sobreponerse a la realidad de similares circunstancias adversas. Existen infinidad de jugadores que el público los ha considerado "tibios", sin carácter o desposeídos de personalidad. "Pelé", por lo visto, lo tenía todo: un portento físico-atlético, temperamento, carácter y personalidad.

NEY: Es verdad. Simplemente para ilustrar las adversidades convendrá tratar dos puntos en concreto: uno, el mal momento que vivía en ese entonces el futuro Rey; yo no diría que estaba desacreditado por el penalty que falló, pero nadie sabía de qué se trataba; si el Santos lo ofreció en el "paquete" al Jabaquara era porque desconocía que aquel niño sería el Rey. El otro punto es el de configuración psicomotriz. De lo que tú hablabas, de que tenía temperamento, carácter, personalidad y amor propio, es cierto, porque tuvo que sobreponerse a las adversidades. La vida de "Pelé" no transcurrió en un un mar de rosas. Yo te preguntaría: en ese tiempo, durmiendo bajo las tribunas, después de haber fallado un penal y perdido un campeonato, ¿te imaginas lo que pasaría por la cabeza del Rey cuando platicaba con su almohada?

HÉCTOR: Lo lógico sería pensar en el retorno a Baurú, con sus padres...

NEY: Ni creo que le haya pasado por la cabeza. Viajé, conviví, platiqué y viví muchas cosas con el Rey. Para mí, porque al final de cuentas "Pelé" es mineiro y habla poco, creo que lo que más quería en ese momento era la revancha. Una revancha genuina, deportiva, consigo mismo. No quiero hablar de orgullo porque odio esa palabra. Más bien era por amor propio. Esperaba una revancha porque le lastimó tanto el penal fallado como el saber que lo querían cambiar en un paquete de cuatro jugadores por uno del Jabaquara.

HÉCTOR: ¿Cuál fue la tercera circunstancia?

NEY: Esta circunstancia fue básica en la vida de "Pelé". Debemos recordarla con todos los detalles, vistiéndola, con la verdad desde luego, pero con sabor futbolero porque fue, de las tres, la más importante.

Ese momento marcó la aparición del Rey ante Brasil y ante el mundo.

Quienes hemos vivido dentro del fútbol sabemos la rivalidad que existe entre la prensa de Río de Janeiro y de Sao Paulo. Ese pleito, curiosamente, tuvo que ver con la aparición de "Pelé".

Es tanta la rivalidad, pero también la influencia de la prensa carioca (nacidos en Río) y la paulista (nacidos en Sao Paulo), que muchas veces las selecciones eran formadas, designadas y después divididas por las dos potencias regionales de la comunicación.

Hablábamos de vestir este capítulo con todos los pormenores, de lujo si fuera posible, porque "Pelé" sale de Baurú, va a Santos, empieza a verse rodeado de circunstancias, pero curiosamente quien abre el telón para que entre el Rey fue la prensa carioca.

Toda su circunstancia se da en Sao Paulo, pero el resplandor de su debut lo da la prensa carioca, eterna contrincante de la que tuvo delante de su nariz al Rey y nunca lo percibió...

HÉCTOR: Detállanos mejor eso...

NEY: Mira, en ese año de 1957 yo pasé del Palmeiras al Sao Paulo y mi debut fue en ese mismo torneo donde apareció el Rey. Era el torneo de Morumbí y cuando yo me puse por primera vez la camiseta del Sao Paulo le ganamos al Lazio de Italia. Debo explicar que el torneo de Morumbí fue organizado por Sao Paulo para ayudar a la construcción de su estadio. Estaba dividido para mayor lucimiento en dos zonas: Sao Paulo y Río de Janeiro.

Este torneo de 1957, debut del nuevo Rey, vino a ser la panacea de sus males pues los meses previos fueron sólo tragos amargos, los únicos que tuvo en su vida futbolística.

(Mañana: "...apareció el Sací-Pereré en el Maracaná").


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