Apoteosis brasileña
Llega el día esperado: la gran final de la Copa del Mundo en la que se ha desplegado el mejor fútbol visto hasta entonces. La afición mexicana ha sido una excelente anfitriona y animadora del certamen, y espera con ansias el desenlace de la justa. Ambos contendientes del partido final a disputarse al mediodía en el estadio Azteca han sido campeones en dos ocasiones, por lo que se disputan más que un campeonato: se disputan el derecho a apropiarse de manera definitiva de la legendaria Copa Jules Rimet.
Brasil vs Italia.
Ante un lleno espectacular en el estadio Azteca, los azzurri saltan a la cancha alineando a Albertossi bajo los tres palos; Burgnich, Facchetti, Cera, Rosato, Bertini, Riva, Domenghini, Mazzola, de Sisti y Boninsegna. Brasil, por su parte enviaba al terreno de juego al arquero Félix; además de Brito, Piazza, Carlos Alberto, Clodoaldo, Jairzinho, Gerson, Tostao, Pelé, Rivelino y Everaldo.
Un gran ambiente enmarca el inicio del encuentro, que resulta sumamente peleado y con llegadas en ambos marcos, la igualdad se rompe al minuto 18 tras un saque de banda por el lado izquierdo que es enviado al área, donde Tostao prolonga para que Pelé, de un salto espectacular, empuje con la cabeza el esférico hasta el fondo de las piolas, haciendo estallar en júbilo a la tribuna. Al minuto 37, error del cuadro bajo canarinho que aprovecha Roberto Boninsegna para, con el arco desguarnecido, embuchacar la de gajos en él. El primer tiempo termina con empate a un tanto: nada para nadie.
Para la segunda mitad, aunque la squadra peleó hasta el final, fue la magia brasileña la que impuso condiciones que fueron reflejadas en el marcador: cañonazo de Gerson se incrusta en la valla de Albertosi al minuto 66; al 71 Jairzinho remata un pase que de cabeza le deja Gerson; finalmente, al 86, después de una serie de pases entre los verdeamarelhos, Pelé toma el balón, le da la pausa y sirve hacia el lado derecho para la llegada de Carlos Alberto, quien saca un cañonazo cruzado, imposible de detener.
Tras el silbatazo final del árbitro Alemán Oriental Rudolf Gloeckner, el Scratch du Oro se inmortalizó: se convertía en la selección más ganadora del orbe, se llevaba en definitiva la Copa Jules Rimet a su casa, y pasaba a la historia como la escuadra que revolucionó el fútbol. Brasil, desde ese momento, es referente del juego bonito, del espectáculo que cautiva a los aficionados, y el ejemplo esperanzador de que ganar jugando de manera espectacular es posible.
De esta manera concluía el Campeonato Mundial más espectacular de la historia, que aún es recordado por los aficionados de antaño que añoran aquellas épocas en las que se jugaba con el corazón y por amor al fútbol. Brasil es Campeón, Italia el subcampeón, Alemania se lleva el Tercer Lugar, Uruguay finaliza en cuarto.
El alemán Gerd Mueller se hace acreedor al título de goleo, al haber anotado en 10 ocasiones, seguido por el brasileño Jairzinho, con 7 y del peruano Teófilo Cubillas, quien anotó 5 tantos durante la justa.
El alemán Gerd Mueller se hace acreedor al título de goleo, al haber anotado en 10 ocasiones, seguido por el brasileño Jairzinho, con 7 y del peruano Teófilo Cubillas, quien anotó 5 tantos durante la justa.
Muchas gracias a quienes han seguido esta compilación del Mundial México 70, espero sus comentarios, sugerencias, anécdotas, recomendaciones o cualquier aportación que le agregue valor a este trabajo. Pronto, cuando el tiempo lo permita, realizaré otros trabajos similares.
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