Ney Blanco de Oliveira en la Corte del Rey.
Capítulo XXX: El Rey, una lección para todos los tiempos y las personas.
Lo que propusiste y que acepté con relación a estas charlas tuvo varios propósitos que felizmente se cumplieron: uno de ellos, ser auténticos y verdaderos; después, sin la pretensión de querer poseer la verdad absoluta, pero tampoco entrando al juego de la industria, fuimos honestos en la intención de aportar un ejemplo universal.
HÉCTOR: Esta serie de 30 artículos sobre la vida de “Pelé” ha sido muy provechosa. No sólo por las vivencias y las anécdotas, sino por el contenido de un Rey del Fútbol, el más grande, que queda como lección a quienes todavía creen que pueden aprender. Es un modelo gratificante para aquellos que procuramos defender la esencia del juego.
NEY: Totalmente de acuerdo, Héctor. En algún momento mencionamos que existen hombres-non en ciertas actividades. Lo más importante de “Pelé” es su vigencia. Cumplió tres décadas haciendo patente la lógica de que en el fútbol nada es fácil, y menos aún cuando se es auténtico, verdadero. Edson, el duende “Sací-Pereré” y el Rey “Pelé” siguen vigentes, todos en uno: en la esencia del fútbol.
Pelé con la casaca del Jalisco. Cuadrangular Pelé. 1975 |
Estamos aquí satisfechos, por la honestidad de cada palabra puesta en esta serie, buscando el propósito no sólo de informar sino también orientar con el mejor ejemplo que tiene el fútbol a la mano: “Pelé”.
HÉCTOR: Informar, orientar, exponer un modelo, si, pero también (y eso es muy importante) crear criterios en este tiempo y en este espacio. Nuestros afanes ingresan al mundo donde están preponderando otros valores ajenos a la esencia del juego y a la condición humana, inclusive.
NEY: Es posible que algún iluso desinformado o desubicado por la pantalla multicolor del consorcio industrial metido al fútbol sienta o crea que trae la verdad en su mano derecha. Pero a través de los años que nos acredita una experiencia, aprendimos que la única verdad de nuestro amado deporte está aquí, dentro de la cancha, en ese tapiz verde que nos proporciona emociones y sorpresas incomparables. Entiendo también, al analizar en una forma profunda todo el quehacer de la industria, que lo mejor no sólo está en la cancha sino también en aquellos que pagan cada siete días su boleto.
De mi parte, sólo resta desear que la finalidad de esta serie haya cumplido con su cometido. Encuentro, Héctor, que ocupamos las armas más sencillas, nobles y honestas, pilares de la esencia del juego, sabiendo que existe la posibilidad de errar; hablar de fútbol, de su esencia, pese a todo es lo que sostiene a la industria.
HÉCTOR: Yo diría que en sentido figurado hemos puesto las piezas sobre la mesa, para que el público acomode el rompecabezas. El fútbol es menos complicado de lo que lo hacemos, pero mucho más bello e importante de lo que han podido advertir los analistas de varias épocas. La esencia, nunca debemos perderla de vista, se encuentra en el juego, en la libertad interior de movimiento y de acción que nos permiten crear sobre la dimensión de lo desconocido. En esa esencia, como complemento vital, hace acto de presencia el corazón de los aficionados, esos que pagan cada semana su boleto para ir al encuentro de nuevas emociones que mitiguen (en parte, como sedante quizá) la convulsionada vida de este mundo en crisis, en el que los valores se han distorsionado. El fútbol, un oasis en medio de ese desierto, mantiene la esencia del juego. Proporciona libertad de acción a los protagonistas y libertad de opción entre los aficionados. Quien juega, crea; transforma su realidad estática por una búsqueda estética. Eso es arte. La cancha es el único recinto, el templo sagrado donde la palabra del jugador es Credo.
NEY: ¿Qué te parece, Héctor, si concluimos estas charlas haciendo algunos agradecimientos?
HÉCTOR: Justo y necesario.
NEY: Tenemos un agradecimiento especial a la Dirección General de este periódico1, a Felipe Zetter, a ti en lo particular por estos 30 días de intensa comunicación. Es cierto que en varios momentos no estuvimos de acuerdo, pero lo mejor fue que coincidimos al aceptar una idea básica y un objetivo preciso.
También quisiera, en lo más profundo, hacer un agradecimiento al lector que tuvo la paciencia de aceptar estas charlas sobre el Rey del Fútbol, como uno de los cortesanos que soy.
Recuerdo, Héctor, que en la introducción mencionaste que siempre se puede decir mucho de “Pelé”, pero que nunca se dirá todo. No fue una frustración, ni tampoco una amargura esta espera de 27 años para abrir la boca. Al trajinar diariamente por la vida uno consigue en ocasiones distanciarse del pasado. Es bueno porque encontramos así nuevas motivaciones hacia el futuro, sobre todo si tenemos la capacidad de ubicarnos en nuestra realidad.
Quizá 27 años no sean nada (parafraseando el tango de Gardel), pero ahora cuando entiendo y capto la misión de transmitir experiencias, ese tiempo crece en valor.
Tuvimos ocasión de agradecer a quienes nos dieron la oportunidad de realizar estas charlas. Hoy por hoy la comunicación vuela. Esta conversación de 30 días llegará a manos del Rey, y muy posiblemente a algunos cortesanos.
Desde ésta que considero mi segunda patria les digo a todos los que tuvimos la suerte de convivir, disfrutar y estar en la obligación de aportar nuestro granito de arena en aquellos años de esplendor que las experiencias de aquel entonces nos han servido para aplicarlas a nuestras propias vidas. Me refiero a la Corte.
Nacer, vivir y morir es la regla. Hay que aceptarla. Y lo más importante, hay que entenderla. No es muy fácil aceptarla, pero es imperativo hacerlo.
En cuanto al Rey, que comprende esto, definitivamente hay que decirle que entendimos su grandeza, sin medir aquello de la cronología. Con efecto, cariño y respeto aceptamos con reconocimiento y lealtad que fue y es el Rey del Fútbol.
HÉCTOR: Comparto los agradecimientos. Y te agradezco la confianza de haber roto el silencio después de 27 años de no apelar al recurso de que fuiste cortesano del Rey. La labor de persecución que todo periodista tiene en busca de la noticia trascendente, cumplió una cita.
Ante el público, que es el principal juez, hemos expuesto estas charlas.
También quedamos sujetos, como cualquier obra escrita, al juicio de la historia. En lo que a mí respecta, encontré muchos motivos de reflexión, aspectos que entran dócilmente al terreno del aprendizaje y me queda una conclusión: “Pelé” no sólo es modelo para cualquier generación, como representante de una clase popular que ascendió en base a un potencial existente.
“Pelé”, mi modesto epílogo, es esencia de fútbol.
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1. Estas charlas se publicaron en el diario El Informador de la ciudad de Guadalajara, siendo replicadas por varios diarios más, entre otros, por El Siglo de Torreón.
Ney Blanco de Oliveira falleció en la ciudad de Guadalajara, el 14 de marzo de 2005. Héctor Huerta actualmente trabaja para la cadena televisiva ESPN.
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