Peñarol regresa a La
Laguna.
Plantel de Peñarol en 1987, que visitó la Comarca. |
El pasado jueves e efectuó el
sorteo para conformar los grupos con los que se disputará la Copa Libertadores
en su edición del año 2014. Los Guerreros participan en el certamen por segunda
ocasión; antes habían participado en la edición del año 2004, teniendo como
rivales a Universidad de Concepción de la República de Chile, Cruzeiro de
Brasil y Caracas FC de Venezuela. Además, en la fase de octavos de final se
enfrentó al cuadro argentino de River Plate; encuentro que por cierto aún
permanece en la memoria de muchos aficionados, a quienes todavía nos duelen las
cuchilladas que nos propinó el árbitro paraguayo Carlos Torres en aquel partido
disputado en el Monumental de Buenos
Aires.
En esta ocasión, los rivales
serán otro venezolano: Deportivo Anzoátegui, además de un argentino: Arsenal de
Sarandí y un uruguayo: Peñarol.
Aurinegros y albiverdes se
enfrentarán por primera ocasión en un torneo oficial, aunque ya lo habían hecho
en un partido amistoso, recordado por los aficionados de antaño que lo
presenciamos.
Corría el año 1987 cuando Peñarol
arribó a tierras mexicanas para disputar dos encuentros ante la selección
mexicana, mismos que terminaron sin goles. Aprovechando su estancia en estos
rumbos, la directiva del Santos Laguna logró concertar un encuentro amistoso
entre ambos equipos, mismo que se anunció para el domingo 2 de agosto.
Así, con todas sus estrellas, Peñarol
se presentó en el estadio Corona en la fecha convenida. La entrada fue regular:
poco más de medio estadio; si bien la directiva lagunera esperaba un lleno,
éste no se dio, ya que la mayoría de los aficionados pensaron que los
aurinegros se darían gusto masacrando a los guerreros, que en aquel entonces
militaban en la Segunda División; así que prefirieron abarrotar la Plaza de
Toros Torreón, en donde a la misma hora se llevó a cabo un festival taurino a
beneficio de la Cruz Roja con un carrtel integrado por el Maestro Eloy Cavazos,
imán de taquilla quien alternó con Alfredo Leal y José López Hurtado, lidiando
seis ejemplares de la ganadería del Dr. Manuel Labastida.
Primer uniforme en franjas horizontales. Temporada 1986-87 |
En el Corona, Santos Laguna se
presentó ante su afición luciendo un hermoso uniforme en color blanco con sólo
algunos vivos en color verde, en aquel entonces los equipos de Segunda División
no usaban publicidad en sus atuendos, lo que hacía que éste se viera impecable,
a la gran mayoría de los asistentes nos agradó. La alineación inicial fue con
Luis Alberto Lozoya en la portería; Tomás Moreno, Orlando Segura, Víctor García
y Roberto Rodríguez en la zaga; Julio César Armendáriz, Agustín “Pollo” Lecuona,
Javier Arroyo y José Armando “Mandis” Aguilar en la cintura; con Guillermo
“Choque” Galindo y Hugo León al frente. Todos ellos dirigidos por Carlos Ortiz
Martínez, “la Banana”.
Peñarol por su parte, saltaba a
la cancha luciendo su tradicional uniforme: playera a rayas doradas y negras
verticales, pantaloncillo negro y medias en color dorado. La alineación inicial
fue con Eduardo Pereira en el arco; en la defensa Marcelo Rotti, Obdulio Trasante,
José Herrera y José Perdomo; en la media cancha Alfonso Domínguez, Javier Vidal
y Gustavo Matosas; mientras que en el ataque alinearon Ricardo Viera, Eduardo
da Silva y Jorge Cabrera. El timonel de los charrúas era Óscar Washington
Tabárez, actual director técnico de la selección uruguaya que asistirá al
Mundial de Brasil 2014. De ellos: Pereira, Perdomo, Trasante, da Silva,
Domínguez y Matosas – actual timonel de León – habían levantado la Copa América
un mes atrás derrotando a Chile en la final un gol por cero; días antes habían
derrotado en semifinales a la escuadra local, Argentina, que un año antes
levantó la Copa del Mundo en el estadio Azteca.
Peñarol resultó ser un equipo con
mucho oficio, garra y futbol; aunque los Guerreros se les pusieron al tú por tú
y respondieron con toque de balón, descolgadas a velocidad y mucho pundonor al
momento de meter la pierna. Fueron los laguneros quienes abrieron el marcador
cuando lanzaron a profundidad a Guillermo Galindo, quien descolgó por la banda
izquierda, entró al área enemiga y venció la salida del arquero para anidar el
balón en la portería sur del coso de Las Carolinas. Los charrúas protestaron el
tanto alegando fuera de juego del veloz extremo gomezpalatino, sin embargo el
tanto fue validado por el nazareno José Refugio Ramírez. Más adelante vino el
empate cuando el zaguero José Herrera empalmó el esférico desde fuera del área
y enviándolo al ángulo superior a pesar de la estirada de Luis Lozoya, quien
nada pudo hacer para detener la pelota: un golazo. En el mismo primer tiempo
llegó el segundo gol de los guerreros: Hugo León toca para Guillermo Galindo,
quien le devuelve la pared para que descuelgue y anote. Los orgullosos campeones
sudamericanos no lo podían creer y se lanzaron a reclamar de manera por demás
arrabalera al abanderado Fermín Hermosillo; el estratega Tabárez fue expulsado
y, era tanto el enojo de los uruguayos, que en un momento nos parecía a quienes
estábamos en la tribuna que abandonarían la cancha dejando el partido
inconcluso; afortunadamente volvió la calma y el encuentro se reanudó. Antes de
terminar la primera parte, el árbitro “Cuco” Ramírez compensó marcando un
rigorista penal a favor de la escuadra visitante para que José Herrera
convirtiera su segundo tanto de la tarde emparejando nuevamente el viejo
tanteador de lámina del Corona. Al medio tiempo nos llamaba la atención que,
mientras los aurinegros descendían por las escaleras dirigiéndose al vestidor
respondían con señas y gestos extraños para los oriundos de esta región a los
fuertes reclamos que, tras su escenita después del segundo gol albiverde, les eran
dirigidos por la raza lagunera. El comentario entre mi palomilla era: “mira
cómo ‘mientan’ la madre los uruguayos, para que cuando te haga así sepas de qué
se trata”.
Segundo tiempo de lucha sorda,
con los sudamericanos dedicándose a ablandar las piernas de los locales, las “caricias”
eran respondidas gallardamente por Julio César Armendáriz, quien se engalló
sacando a relucir sus merecimientos para ser llamado “El Guerrero Mayor”;
también el Flaco Segura y Luis Padrón, quien había ingresado como relevo, le
entraron fuerte al intercambio de patadas, tapones, choques cuerpo a cuerpo,
empujones, pechazos, dormilonas, pellizcos en costillas y tepalcuanas. En ese
tenor de lucha sorda fue cuando emergió la jugada genial que valió el boleto:
Javier Arroyo, quien se estrenaba como santista llegando del conjunto de La
Piedad, avanzaba rumbo al área enemiga; entre varias opciones que tenía para
servir elige ceder el esférico al “Mandis” Aguilar, quien se encontraba en la
media luna; ahí, José Armando recibe cuando ya un zaguero carbonero le estaba “mordiendo
la mollera”, por lo que decide levantar el balón hacia atrás mientras se
giraba, sombrero hermoso; cuando el balón va cayendo, su marcador ya estaba
superado y el habilidoso lagunero ya se encontraba frente al arquero Pereira,
quien sale con todo a achicar; José Armando toca suavemente la redonda, que clarea
al melenudo cancerbero de la tierra del mate y, suavemente, se introduce en la
portería norte del pequeño coloso de Las Carolinas. Golazazazo cuyo recuerdo
quedó grabado indeleblemente en mi cabeza; poema de gol que puedo decir, sin
pensarlo siquiera, ha sido la anotación más bellamente lograda que recuerdo
haber visto en aquel estadio; bellísima acción que sólo los pocos aficionados
que ahí estuvimos aquel día, tuvimos el privilegio de presenciar.
Aquel tanto fue el que puso
cifras definitivas a aquel encuentro. Santos Laguna venció gallardamente a un
rival lleno de blasones y que fue, sin duda, un duro sinodal.
Por la escuadra albiverde
ingresaron como relevo el ya mencionado Luis Padrón, además de Ernesto Santana
y Lalo Rodríguez Tovalín; mientras que por Peñarol también vieron acción Miguel
Sabnos y Diego Aguirre.
Recordar aquel enfrentamiento
entres Santos Laguna y Peñarol hace emerger de mi mente bellos recuerdos que
espero se repliquen dentro de unos meses cuando salga del nuevo estadio Corona
tras presenciar una nueva edición de este enfrentamiento, ahora en el marco de
una Copa Libertadores.
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