El día de hoy, la selección mexicana de futbol se juega su pase a la XX Copa del Mundo a celebrarse en tierras brasileñas. Como ciudadano de mi amado país, lo lógico es que me cause gusto el hecho de que el "Tri" clasifique, aunque sea de panzazo y por medio de esta mediocre instancia llamada repesca. Sin embargo, hay una pregunta que me he formulado durante la mayor parte de este año. ¿Será conveniente ir al Mundial, o no?
Por un lado, sabemos que lo que se juega no es una simple asistencia de "nuestra" selección a la justa, sino todo el trasfondo económico que hay detrás; también hay trasfondo deportivo, mismo que no le importa a quienes manejan a la Femexfut.
Para los jerarcas de nuestro futbol, emanados de la nómina de Televisa, la evaluación de nuestro futbol en términos deportivos no interesa: ellos están ahí para dar resultados económicos a su patrón; ellos en este momento buscan que los de verde, blanco y colorado aseguren su asistencia al próximo Mundial. La diferencia entre ir y no ir implica un negocio valuado por los expertos en cifras que rondan los mil millones de dólares; el que se "cierre" dicho negocio será un éxito: la casa gana; si el negocio se "cae", habrá pérdidas tanto para las televisoras, como para los patrocinadores y socios comerciales que apostaron a este proyecto.
Los verdaderos aficionados, quienes vivimos pensando que al haber progreso deportivo de nuestro futbol llegará por añadidura el beneficio económico, dudamos que la probable clasificación de "nuestra" selección signifique un beneficio deportivo a mediano y largo plazo. Los empleados de Televisa que dirigen nuestro futbol habrán cumplido sus mediocres objetivos y serán ratificados, seguirán los partidos "moleros" en los Estados Unidos, continuarán los campeonatos de liga tijereteados debido a estos compromisos comerciales, el manoseo de jugadores se mantendrá a todo lo que da.
El otro caso - la probable eliminación del tricolor de la Copa del Mundo - sería una excelente oportunidad para que los dueños de los equipos abran los ojos y realicen una limpia: que impongan su peso específico y coloquen a la cabeza de su negocio a quienes en verdad tenga una visión de progreso global y no enfocado sólo a satisfacer los intereses económicos de la televisión. Por ahí del año 1988 se dio dicha situación: el caso de los "cachirules" dejó a México sin oportunidad de asistir al Mundial de Italia, se nombró una dirigencia que no respondía a los intereses de Televisa y se logró un progreso - invitación a copas sudamericanas, cambio de mentalidad bajo la dirección de Menotti, mayores ingresos para la FMF por concepto de derechos de transmisión -. Por lo anterior, es que en ocasiones dudo en desear que México se clasifique al siguiente Mundial. Como lagunero que soy, lo único que lamentaría es que el buen Oribe Peralta, quien se encuentra en su mejor momento futbolístico, se llegue a perder la oportunidad de jugar la máxima justa futbolística del orbe.
En fin: como aficionados esperemos que los ahora dirigidos por Miguel Herrera hagan lo que saben hacer y consigan su clasificación, pero que como consumidores de futbol exijamos un cambio en la manera en la que se dirige nuestro amado deporte. En caso de que se de la eliminación, la pelota está en la cancha de los dueños de los equipos: el quedar eliminados y que las cosas sigan igual, sería el escenario más desesperanzador.
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