El asunto de los naturalizados.
Rodrigo Ruiz: chileno-mexicano |
Como siempre sucede en México, cuando se ventila un asunto inherente a los derechos de las personas no nacidas en nuestro país, se ocasiona una polémica exagerada. La instrucción que nos han inculcado en las aulas da para hablar mucho del tema.
Aunque muchísima gente se expresa en contra de que los futbolistas naturalizados dejen de ocupar plaza de extranjero, yo opino que eso no debe ser obstáculo para el desarrollo de talentos en nuestro país.
Reproduzco la columna de Chuy Aranzábal acerca del tema.
PATACHUECA
Qué manera de levantar ámpula
esto de los naturalizados, qué manera de constatar que aflora entre muchos de
los comentaristas deportivos un sentimiento de inferioridad. Y es que a mí me
parece que eso de no aceptar a los naturalizados - porque si se hace, los chavos
mexicanos no tendrán oportunidad - estamos adoptando una actitud tercermundista,
al aceptar tácitamente que nuestros jóvenes no tendrán la capacidad de ser
titulares de cualquier equipo.
Se ha puesto en el papel la
corrupción existente entre promotores, directores técnicos y directivos, cuando se refiere
el reparto de numerario para que juegue tal o cuál jugador o simplemente para
contratar a un llamado “tronco”; no se
puede negar que esto existe, sin embargo, tampoco se puede negar que para un director técnico hacerlo, es matar en corto tiempo su carrera. Tampoco podemos negar que esto de la corrupción existe en todos lados, hasta en la iniciativa privada
se tiene que luchar contra preferencias y lamebotas; lo único cierto, es que en
la vida el que quiera llegar a la cima depende de sí mismo, quizá librando
piedras te tardes un poco más, pero lo logras.
Podemos poner muchos ejemplos:
Jiménez que le ganó a Mina la titularidad en el América, o el mismo Pulido que
mandó a la banca a Villa u Oribe que después de algunos años demostró que era
mejor que Vuoso y que se podía vender a Benítez (qepd). Tres jóvenes que han
demostrado que en México sí hay delanteros, cuando no hace mucho todos eran
importados. Estoy convencido que ningún entrenador, directivo o promotor, se
juegue su chamba haciendo trampa toda la vida, porque al final de cuentas, la
mugre flota y las consecuencias para ellos son fatales.
¿Qué un jugador mexicano madura a
los 24 o 25 años y un argentino, uruguayo o brasileño lo hace desde los veinte?
Pues habrá que preguntarle a los que saben del porqué de este comportamiento; para mí nuestra educación y formación nos pone en desventaja. Toda la vida,
entre nuestra historia, las películas y desde que somos “Juandieguito el más
pequeño”, ¡pues claro que nos vemos pequeños! Basta ver cómo se desenvuelven
jugadores de estos países en todos los ámbitos y cómo lo hace un chamaco de la
misma edad salido de nuestros barrios. Estoy seguro que un joven con una mejor
educación, y no se diga con un mejor ambiente familiar, tendrá una madurez más
temprana. Aunque hay quienes llegamos a los sesenta y todavía no maduramos.
Jorge Zamogilny: argentino - mexicano |
En la actualidad, no hay mejor
negocio para un club de futbol que generar sus propias figuras. El camino
seguido por algunos de ellos en México, estoy cierto que por más extranjeros
que vengan y por más que muchos de ellos logren el pasaporte mexicano, la
capacidad de nuestros muchachos tendrá para competir de tú a tú contra
cualquiera. Las fuerzas básicas, los torneos: Sub-15, Sub-17, Sub-20, los
viajes, el roce internacional, pero
sobre todo la inversión en la educación de los muchachos, dará como resultado
una menor importación de jugadores. Ese es el camino: hacer mejores hombres, capaces
de no sentirse pequeños ni inferiores, ni mucho menos tener miedo al que llega,
porque somos tanto o más capaces que cualquiera. ¿Qué no somos los Campeones
Olímpicos?
Esto es lo que pienso: que venga
el que quiera, así como nosotros podemos ir a competirle al que sea y en
cualquier lugar. Si los que llegan son buenos o malos, no importa: mi capacidad
y mi formación, me dan las herramientas necesarias para alcanzar la meta. Ya
basta de mediocridades, ya basta de sentirnos inferiores, ya basta que para
jugar se requiera sólo ser mexicano y no de los mejores, ya basta de ver para
arriba a brasileños y argentinos. ¡Porque soy mexicano puedo competir con los
mejores, que me los traigan!
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