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En días anteriores, la mitad de Monterrey estuvo de fiesta. El motivo era de sobra justificado: sus queridos Tigres, que un año antes habían alcanzado en cantidad de títulos del máximo circuito conseguidos a su mayor rival, Monterrey, ahora lo han rebasado; de paso han conseguido igualar con cinco campeonatos a Santos Laguna, que desde 2008 reinaba en el norte del país como el conjunto más laureado.
Si bien es cierto que el conjunto universitario de Nuevo León ha conseguido la misma cantidad de títulos que Santos Laguna, es necesario analizar cuánto tiempo le llevó a cada conjunto llegar a dicha cantidad de títulos. Lo anterior nos da una perspectiva diferente al respecto.
En la actualidad son nueve los clubes que han logrado acumular cinco campeonatos o más en la máxima categoría del balompié mexicano.
Si bien América es el conjunto con mayor cantidad de títulos conseguidos, con 12, llegar a conquistar su quinto campeonato le llevó 43 torneos de liga. A Guadalajara, que a la fecha tiene once campeonatos, le llevó solamente 19 torneos llegar a recolectar cinco títulos.
Toluca, que a la fecha suma diez glorias, requirió de 51 participaciones para alzarse con su 5o. campeonato; mientras que a Cruz Azul, que se ha estancado en ocho títulos, es el conjunto que ha llegado relativamente más pronto a conquistar la gloria por quinta ocasión; al haberlo conseguido en once participaciones.
León y la U.N.A.M. han conseguido siete títulos cada uno; aunque el cuadro esmeralda consiguió su quinto campeonato en 47 torneos, mientras que a los felinos del Pedregal les tomó 53 campeonatos.
Pachuca, que a la fecha tiene seis títulos, tardó solamente 28 torneos en conquistar su quinta estrella.
Santos Laguna y la U.A.N.L. se encuentran a partir de el pasado domingo empatados en cinco títulos. El conjunto lagunero logró conseguir su estrella número 5 en 46 campeonatos, mientras que los de San Nicolás de los Garza lo hicieron hasta su participación número 62.
A continuación la tabla desglosada:
Se cuenta el número de campeonatos a partir del primer torneo disputado por cada equipo en la máxima categoría del futbol mexicano.
En los casos de Pachuca, León y U.A.N.L. no se cuentan para estos efectos los torneos que disputaron en la división de ascenso cuando han descendido. En caso de ser así, a Pachuca le habría tomado 53 torneos; a León, 50 y a la U.A.N.L., 64.
Las conclusiones particulares dependen del punto de vista de cada aficionado.
Con la navidad que le ha traído a la U.A.N.L. su quinto campeonato, se da por finalizado el torneo Apertura 2016: el número 96 de la historia, y 41 en la época de torneos cortos. Para mejor referencia, se presentan las tablas comparativas durante los torneos cortos.
Liguillas disputadas:
América disputó su liguilla número 28 en esta época, empatando en el liderato en este sector a Toluca, que no clasificó. Cruz Azul y Santos Laguna, a pesar de no haber clasificado, se mantienen en la parte alta de esta tabla. Se considera una liguilla disputada a partir de la instancia de 4os. de Final. Las repescas que en algún tiempo se disputaron, no cuentan para las siguientes tablas.
Semifinales:
Toluca continúa siendo el club que más semifinales disputa en torneos cortos, con 19; seguido de Santos Laguna, que se queda en 18. América se les acerca al llegar a su semifinal número 17.
Finales:
Toluca continúa siendo el club con mayor número de finales disputadas en torneos cortos, con 10 apariciones, seguido de Santos Laguna y Pachuca, con nueve finales disputadas. América iguala a Monterrey, al haber disputado su séptima final en torneos cortos.
Campeonatos:
Toluca sigue siendo el club que más títulos ha obtenido en torneos cortos, con siete; le siguen Pachuca, con seis; y Santos Laguna, con cinco campeonatos. El equipo de la U.A.N.L. logra su tercer título empatando a Monterrey en este renglón.
Liguillas consecutivas:
Cruz Azul continúa como el equipo que ha hilvanado más liguillas en forma consecutiva durante los torneos cortos, con once apariciones en fila (del Apertura 2003 al Apertura 2008); América se le acerca al ligar diez participaciones consecutiva en estas instancias; Toluca y Atlas han logrado hilvanar en otras ocasiones siete apariciones consecutivas en la fiesta grande.
Semifinales consecutivas:
Esta tabla permanece no cam bia respecto a la de la temporada anterior: Pachuca, América, Guadalajara y Atlas siguen siendo las cuatro instituciones que han logrado llegar a estas alturas en mayor número de ocasiones consecutivas, con cuatro cada uno.
Finales consecutivas:
También esta tabla permanece sin cambios. Toluca, Santos Laguna (en dos ocasiones), Pachuca, América, Cruz Azul, U.N.A.M., Morelia, Necaxa y León, son quienes han logrado repetir en esta instancia durante los torneos cortos.
Campeonatos consecutivos:
Esta tabla también permanece estática. Siguen siendo solamente dos los equipos que han logrado coronarse en dos torneos consecutivos: la U.N.A.M. y León.
Acumulados.
Así queda la tabla de puntos acumulados durante temporadas regulares de torneos cortos. Toluca sigue siendo el que más puntos acumula a la fecha, seguido de América, Cruz Azul y Santos Laguna.
Repesca y liguillas.
A pesar de ligar dos torneos sin acceder a la fiesta grande, Toluca sigue siendo el equipo con más partidos de postemporada (repesca y liguilla) disputados, y el que mayor cantidad de puntos cosecha en esta instancia; Santos Laguna, que tampoco clasificó, se mantiene en la segunda posición.
Totales:
Toluca sigue siendo el equipo con mayor cantidad de puntos obtenidos durante la época de torneos cortos; esta ventaja sobre su inmediato perseguidor, América, se ha acortado a 66 puntos.
Conclusiones:
América, a pesar de no haber campeonado en el torneo recién terminado, sigue siendo la escuadra con más campeonatos obtenidos en la liga con doce, incluyendo torneos cortos y largos; Toluca continúa siendo el equipo que domina todas las tablas correspondientes a la época de torneos cortos. En cuanto a goleo por equipos, Toluca sigue siendo el líder en este renglón durante la época de torneos cortos, con 1,360 anotaciones; con 34 puntos de ventaja sobre su más cercano perseguidor Santos Laguna (1,326).
El cuadro de la U.A.N.L. logró su quinto título histórico en 62 apariciones. Pachuca continúa siendo el club en activo que logra un título en una menor cantidad de campeonatos disputados, con un título cada 7.83 campeonaros, según se aprecia en la siguiente tabla que toma en cuenta el total de los torneos de liga (números de la última columna redondeados, aunque ordenados de menor a mayor tomando en cuenta decimales).
Para comparar la evolución de los equipos con respecto al torneo anterior, pueden acceder a las tablas finales del Apertura 2015 seleccionando aquí.
A veinte años del primer campeonato de Santos Laguna.
Un 22
de diciembre de 1996, bien lo recuerdo yo… comenzaría el corrido
alusivo a aquel día en el que nuestro querido Santos Laguna llegó finalmente a
la gloria. Ya la había acariciado treinta meses atrás, cuando el poste y Osmar
Donizzete le habían impedido levantar la copa de campeón en aquella ocasión. Aquella
pléyade de virtuosos como Daniel Guzmán, Ramón Ramírez, Richard Zambrano,
Héctor Adomaitis, Antonio Apud, Olaf Heredia, Wagner de Souza, Rubén Martínez y
más se quedó a un paso de dar un campeonato a La Laguna. El tiempo es sabio:
quizá no estábamos aun preparados para disfrutar de aquellas mieles. Quizá nos
faltaba madurar para asimilar ese paso hacia la grandeza. Quizá porque, bien
dicen, Dios no les da alas a los alacranes, y el farsante de Pedro García no
merecía tener un título para el que la directiva puso los billetes y el,
solamente el bluff. Y si: las cosas
cayeron por su propio peso y el chileno fanfarrón, quien presumía jamás haber
sido despedido de club alguno durante su carrera como entrenador, aquí perdió
el invicto. La directiva parecía no aprender, y volvió a sucumbir, a caer
nuevamente hipnotizada, bajo el poder de ese sonsonete sudamericano, ese canto
de las sirenas que, por alguna extraña razón, seduce a directivos, ya sea por
ignorancia futbolística, o bien, por complicidad, habiendo un promotor de por
medio. Afortunadamente, desde el corporativo de la compañía que otorgaba los
presupuestos, se dieron cuenta de ello; pusieron de patitas en la calle al
nefasto Patricio, contratando en su lugar a Alfredo Tena, quien llegó a dirigir
los últimos siete encuentros del campeonato 1995 – 96, último torneo largo en
el futbol mexicano.
A diferencia de aquella temporada
del subcampeonato, no se realizaron contrataciones bomba; no se abrió la
chequera tan generosamente como aquella ocasión. En esta ocasión, los refuerzos
fueron pocos, de perfil discreto y no tan escandalosos: quizá el de más peso
fue Alberto “Guamerú” García; además llegó una jnoven promesa procedente del
Atlas llamada Jared Borgetti. Se rescató a unos relegados Nicolás Ramírez y
Wagner de Souza. Durante las últimas jornadas del torneo anterior, el laureado ex–capitán
americanista escrutó las piezas con las que su nuevo equipo contaba, las
acomodó en el lugar óptimo y solicitó mínimos complementos para afinar la
maquinaria con la que competiría en el primer torneo corto, el Invierno 1996.
En mucho ayudó el hecho de que,
previo al inicio del torneo de liga, se tuvo el torneo de copa a manera de
preparación. Por cuestiones reglamentarias, los guerreros debieron afrontar
todos los partidos de la fase de grupos como visitante. Me explico: se acordó
que los equipos que integraban cada uno de los grupos debían enfrentarse entre
sí a un solo partido; en caso de ser entre equipos de la misma categoría, la
escuadra que había quedado en mejor posición en la tabla durante el torneo de
liga anterior, sería local; en caso de enfrentarse equipos de diferente
categoría, el local sería el cuadro de la división inferior; así que, tras el
desastre que dejó don Patricio en la temporada anterior, Santos Laguna tuvo que
bailar con la más fea durante el torneo copero; hecho que resultó benéfico para
los de la Comarca. Si bien no se clasificó: fue una excelente gira de pretemporada.
Empate sin goles en el Universitario ante los recién descendidos Tigres,
derrota en el Azteca ante América tres goles por dos, derrota en Saltillo por
la mínima diferencia, victoria en la Sultana dos goles por cero ante Tigrillos,
empate a un gol en Cd. Victoria ante la U.A.T., empate en el Tecnológico a dos
goles ante Monterrey, y empate a dos goles en Tampico ante la Jaiba Brava. Resultados
en sí cuestionables, mas benéficos desde el punto de vista del funcionamiento.
El conjunto albiverde llegó
afinado a la liga, iniciando con tres triunfos consecutivos: uno por cero al
América en el Corona, uno por cero a Monterrey en el Tecnológico, y dos por uno
a Morelia en el Corona; partido en el que se produjo veto a la pequeña gran
fortaleza de los guerreros. De esta manera, tras empatar sin goles en Veracruz,
los aficionados nos trasladamos a Zacatecas a apoyar a nuestros héroes ante
Guadalajara; día de fiesta en el que las largas rectas que tiene el trazo de la
carretera que conduce a la minera ciudad, en sus tramos Cuencamé – Juan Aldama –
Río Grande – Fresnillo, se pintaban de verde, por la cantidad de banderas que
emergían de las ventanillas de los vehículos que nos transportaban. Los zacatecanos,
seguidores del conjunto tapatío, pensaron ser locales debido a la ubicación
geográfica; no fue así: las tribunas del estadio Francisco Villa se poblaron de
verde. Santos Laguna realmente jugó como local. Y, aunque el rebaño logró
empatar en las postrimerías del encuentro a un gol, arrebatándonos el inminente
triunfo, gestado durante el primer tiempo mediante desborde de Jorge Rodríguez
por la banda derecha, enviando centro al área que Jared Borgetti anidó, la comunión
entre equipo y afición se afianzaba. Si bien en el siguiente encuentro, también
en casa, se sufrió dolorosa derrota ante Cruz Azul dos goles por cero, se
enderezó el rumbo al empatar a un gol en Guadalajara ante Atlas y, posteriormente,
ligar dos victorias consecutivas al vencer a Puebla por la mínima en el Corona
y después dar cuenta de Toluca en su bombonera con marcador de dos goles a
cero; después se sufrió nueva derrota en casa ante la U.A.G. dos goles por uno.
Se volvió inmediatamente a la senda del triunfo, ligando en esta ocasión tres
triunfos: victoria por la mínima en el Azteca ante Necaxa, después se despachó
a domicilio a Toros Neza tres goles por dos y se dio cuenta de Pachuca dos
goles por uno, con lo que se aseguraba el pase a la postemporada, restando cuatro
encuentros al torneo. En el último tramo de la temporada regular se empató a
dos goles en C.U. ante la U.N.A.M., victoria por la mínima en el Corona ante Atlante,
aleccionadora derrota tres goles por cero en León y, finalmente, victoria a
domicilio dos por cero ante Atlético Celaya.
Santos Laguna llegaba a la
liguilla con palmarés impresionante. Si bien, no había anotado tantos goles –
fue el lugar 13 en la tabla de goleo por equipos, con 21 anotaciones –, fue el
segundo cuadro menos goleado, con 15 tantos permitidos. Segundo puesto en la
tabla general, con diez victorias, cuatro empates y solamente tres derrotas. 34
puntos. Con este panorama se enfrentaría a la tercera liguilla de su corta
historia.
Para conservar la costumbre, el
primer rival de los guerreros sería un equipo tapatío. Al igual que en aquel
1993-94, el rival fue Atlas. Tras sacar un empate a un gol en el partido de ida
con tanto de Jared Borgetti, la vuelta fue un contundente triunfo tres goles
por uno. En semifinales tocó enfrentar a un sorprendente Toros Neza que, tras
colarse a la liguilla en octavo lugar imponiéndose a León en la repesca, echó
de la competencia al líder Atlante con marcador global de nueve goles a dos. Partido
de ida en Neza, en donde Santos Laguna se impuso dos goles por cero con tantos
de Héctor Adomaitis y Gabriel Caballero, para culminar la obra con triunfo de
tres goles por dos, en donde Jared Borgetti se destapó con tres anotaciones.
Así pues, Santos Laguna llegaba a
la final del torneo por segunda ocasión en su historia, enfrentando ahora al
bicampeón vigente Necaxa, que había llegado tras eliminar a Guadalajara y
Puebla. Los guerreros llegaban al partido definitivo en desventaja de un gol
por cero; sin embargo, los aficionados nos encontrábamos optimistas de cortar
la seguidilla de títulos del cuadro dirigido por el experimentado Manuel
Lapuente.
Conseguir los boletos para este
partido no tuvo dificultad. Ser aficionado de siempre daba la seguridad de
tener acceso a estos tan preciados papeles, ya sea por haber adquirido abono, o
gracias a conservar la contraseña en el boleto del encuentro inmediato
anterior. El problema en las localidades generales, era conseguir un buen lugar
para observar el encuentro. No tuvimos la suerte de siempre. Al ingresar a
Sombra Norte, vimos que nuestro lugar de siempre, junto a la hielera de la
parte alta, ya se encontraba ocupado. Conseguimos acomodarnos en la última
grada de la tribuna ubicada detrás de la línea de meta, casi a la altura de
donde se cobra el tiro de esquina. Eso sí, también junto a una hielera. Estábamos
a salvo de la deshidratación.
Santos Laguna saltó al terreno de
juego con José Miguel en el arco; Lupe Rubio, Paco Gabriel, Pedro Muñoz y
Wagner de Souza; Miguel España, Nicolás Ramírez, Benjamín Galindo y Héctor
Adomaitis; Gabriel Caballero y Jared Borgetti. Necaxa inició con Nicolás
Navarro; Chema Higareda, Octavio Becerril, Eduardo Vílchez y Juan Ramón Jara;
Gerardo Esquivel, Alberto García Aspe y Alex Aguinaga; Sergio Zárate, Ricardo
Peláez y Luis Hernández.
Apenas iniciando el encuentro los
locales se lanzaron a fondo buscando igualar lo antes posible el marcador
global. Necaxa resistía, cuidaba su ventaja y contraatacaba. Fue hasta el
minuto 35 cuando cayó el tan anhelado tanto albiverde; cerca de la esquina
junto a la que nos encontrábamos ubicados, se cometió una falta por parte de un
jugador necaxista; Benjamín Galindo cobró enviando un centro certero al área, rematado
por Francisco Gabriel, quien entró sin marca; ni siquiera tuvo que saltar,
solamente martilló con la cabeza para enviar el balón al fondo de la cabaña
enemiga. Algarabía total en la tribuna, que se incrementó tres minutos después,
cuando Wagner de Souza recuperó un balón en su lateral izquierda y recorrió toda
su banda realizando paredes con sus compañeros; al llegar al área albirroja, se
combinó con Gabriel Caballero para que éste culminara con anotación. Gol de
antología; de tiki-taka al más puro
estilo del Barcelona de Guardiola. En la tribuna nos volvíamos locos, aunque no
por mucho tiempo, y es que antes de irnos al descanso, Ricardo Peláez lanzó un
zapatazo desde fuera del área, que sorprendió a José Miguel para empatar el
marcador global. Así nos iríamos al descanso. Un optimismo nervioso era el
estado de ánimo de los asistentes.
En el segundo tiempo las acciones
se encontraban equilibradas, aunque Necaxa creaba mayor peligro. Su empuje dio
frutos cuando Luis Hernández, aquel que cuatro años atrás no quiso jugar para
Santos Laguna, prendía de cabeza la pelota y ponía a su equipo nuevamente
encima en el tanteador global. La tribuna se silenció por instantes. Algunos parecían
resignarse, otros continuamos alentando. Los once guerreros que se encontraban
en la cancha se lanzaron al frente, para anotar de nuevo dos minutos después.
Benjamín Galindo tomó el balón recién puesto en circulación tras el gol
necaxista y sirvió hacia el área enemiga, Jared bajó el balón de cabeza ante la
llegada de Gabriel Caballero para que éste anotara su segundo tanto de la
tarde. Ambas escuadras merodeaban peligrosamente el área rival. Recuerdo una
acción clave cuando Sergio “Ratón” Zárate empalmó de lleno un balón en las
afueras del área defendida por Santos Laguna, Miguel España se tendió y tapó
con su pierna derecha el obús. Debió dolerle hasta en el alma aquel impacto, sin
embargo, el tanto necaxista no cayó y el marcador global seguía empatado. La locura
se dio a unos cuantos minutos del final, cuando cayó aquel legendario gol en el
que Nicolás Ramírez recibió un balón de Benjamín Galindo, parecía que serviría
a la banda para Adomaitis, quien hizo la pasada; sin embargo, decidió enviar
balón al corazón del área necaxista, de donde emergió Jared Borgetti entre los
dos zagueros centrales rivales, para lanzarse de palomita y enviar el balón a
las piolas. Gol icónico. En la tribuna nuevamente la algarabía, aunque sabíamos
que aún no podíamos cantar victoria. La ventaja era de solamente un gol. Necaxa
volvió a lanzarse al ataque, aunque los albiverdes lograban contenerlos. El reloj
avanzaba lentamente, como si estuviéramos en otra dimensión. Estábamos tan
cerca y a la vez tan lejos de lograr la gloria. Ante un rival con tanto oficio,
no podíamos confiarnos. Los últimos minutos del encuentro estuvimos al filo de
la grada. Cuando el silbante Arturo Brizio decretó el fin del encuentro, se
desató la catarsis. Santos Laguna se consagraba como digno, merecido e incuestionable
campeón por primera ocasión en su historia.
La Comarca Lagunera entera
festejó, gozó, disfrutó aquel campeonato. Algunos como yo, que seguimos a los
guerreros desde su fundación, lo festejamos de una manera muy especial. Tras el
silbatazo final, en lugar de sentir euforia, me desahogué en llanto. Mientras observaba
los gritos jubilosos en las gradas, y a los integrantes del equipo abrazarse al
centro de la cancha, pasaron por mi mente como una película a alta velocidad
los momentos vividos siguiendo a mis guerreros: aquellos encuentros de segunda
división, los ascensos frustrados, los primeros cinco años en lucha por la
permanencia. Recordé especialmente a más de diez personas, quienes burlonamente
cuestionaban mi insistencia en asistir al estadio Corona a ver a “un equipillo
de segunda división sin chiste”, a “unos matalotes que de la segunda división
nunca van a salir”; y que tras mi atrevida respuesta en la que les aseguraba
que “algún día Santos Laguna estará en Primera División… y será campeón”
cuestionaban mi estado mental, colocaban su mano en mi frente revisando mi
temperatura corporal, o simplemente se carcajeaban en mi cara.
Soñé, manifesté mis sueños en voz
alta, y éstos se cumplieron. Después soñé con un estadio nuevo, con Copa Libertadores;
también esos sueños se han cumplido. Faltan otros por cumplir, como el Mundial
de Clubes; en su momento se volverán realidad, estoy seguro.
Hace veinte años Santos Laguna
nos dio el primero de los cinco campeonatos de liga logrados hasta hoy. Por ser
el primero, aquel de 1996 fue especial. Más que un campeonato, fue una lección
de vida. Fue el día en el que nos convencimos de que nuestros sueños podían
volverse gratas realidades.
Hoy como hace veinte años reitero… Santos
Laguna: GRACIAS POR EXISTIR.