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martes, 2 de julio de 2013

Ganar o clasificar... es la cuestión.

Un análisis comparativo rumbo a la Copa del Mundo.
 
Se acerca la definición de las selecciones que clasificarán a la instancia final de la Copa del Mundo, a celebrarse en Brasil el próximo año. México, a pesar de su tambaleante y criticado paso en el torneo hexagonal final de la CONCACAF y su decepcionante actuación en la reciente Copa Confederaciones, se encuentra con posibilidades de acceder a dicho certamen. Si es así, ¿por qué tanta alarma y tanto enojo por parte del medio futbolístico mexicano? Creo que esta situación merece un análisis a fondo.
El otrora "gigante" de la CONCACAF: Ratoncitos Verdes
Durante los últimos años, la Federación Internacional de Futbol Asociación se ha preocupado por la promoción del futbol a todo lo largo y ancho de este planeta. Una de las estrategias emprendidas en los últimos años ha sido el incremento del número de selecciones participantes en las fases finales de los campeonatos mundiales, esto en todas sus categorías. Dicha estrategia en principio parece justa, ya que al incrementar cupos, las selecciones de todo el orbe obtienen mayores alicientes para su participación; no solamente los gigantes de la región clasificarán, sino que habrá lugares extra para algún otro y por ahí una selección de futbol emergente podría llegar a las fases finales. Sin embargo, esta estrategia no ha sido pareja para todas las regiones del mundo. Veamos:
Para la eliminatoria del Mundial México 70, en la que clasificaban 16 selecciones a la fase final, los países europeos debían contender en busca de ocho boletos – sin contar a Inglaterra, que aseguró su participación en la justa al ser el Campeón de la Copa anterior – y eran 29 las selecciones nacionales que se disputaban dichos lugares. Contando al entonces actual campeón, el 56.25% de los participantes en aquella justa mundialista eran europeos.


 
Solamente uno de cada grupo clasifica. Los 2os. juegan repesca

 

En la actual eliminatoria, son trece los lugares asignados a Europa, disputados ahora por 53 países.: 25 de ellos son los mismos que se eliminaron para el México 70, siete países que antes no competían en busca de la Copa del Mundo ahora lo hacen (Albania, Andorra, Islandia, Islas Feroe, Liechtenstein, Malta y San Marino); lo que antes eran tres competidores, tras sus escisiones ahora son diecinueve: de lo que era antes la Unión Soviética ahora compiten Armenia, Azerbaiján, Bielorrusia, Estonia, Georgia, Kazakhztán, Letonia, Lituania, Moldavia, Rusia y Ucrania; de la antigua Yugoslavia tenemos a Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia; la antigua Checoslovaquia se dividió en República Checa y Eslovaquia; también se agrega Israel, que pasó de la zona asiática a la región europea. Solamente hubo un país que se unificó: Alemania, que anteriormente competía como Alemania Occidental y Alemania Oriental.
Así pues, para la zona de mayor desarrollo futbolístico el porcentaje de países con boleto a la fase final de la Copa del Mundo disminuyó de 27.6 % en 1970 al 24.5% en 2014. Mientras que el porcentaje de países europeos participantes en la justa mundialista disminuyó de 56.25% al 40.63%.
 
En el Premundial de 1973, México quedó eliminado
Por otro lado tenemos el caso de CONCACAF, zona a la que se le otorgaba solamente un boleto al certamen final cuando los campeonatos mundiales eran disputados por dieciséis naciones; y ahora que el número de países finalistas de ha duplicado, tienen no dos lugares sino 3 y medio. Es decir: pueden participar hasta cuatro representantes de la zona. Es decir: los lugares asignados pasaron del 6.25% hasta el 12.5%. Lo anterior nos puede sonar a algo justo y democrático, ya que el otorgar más lugares a una región emergente estimula a sus miembros. Se puede argumentar que es el mismo caso que África: región que pasó de tener un lugar en la fase final, a cinco actuales; pasando de un 6.25% hasta un 15.63%.
Sin embargo, la diferencia se encuentra en la manera en la que los equipos se clasifican a la justa final que se lleva a cabo cada cuatro años. En Europa los cupos se incrementaron, también – como comentamos líneas arriba – son más las naciones en busca de dichos boletos. La dinámica clasificatoria sigue siendo la misma: ocho o nueve grupos en los que sólo el primer lugar de cada sector asegura lugar, con eventuales repescas para las naciones que se ubiquen en la segunda posición. En las eliminatorias para México 70 cada grupo era conformado por tres o cuatro selecciones, mientras que ahora cada grupo es de cinco o seis.
Por otro lado analicemos dos casos de confederaciones emergentes. Por un lado en África, si bien también se incrementó exponencialmente el cupo para la fase final, también lo fue el número de participantes; y la eliminatoria sigue siendo altamente competitiva: diez grupos de cinco selecciones en las que avanza solamente el ganador de cada sector, para que posteriormente los diez triunfadores sean acomodados en cinco emparejamientos de los que saldrán los clasificados. El formato es una lucha a muerte en la que quedarán con vida sólo los mejores.
Mientras, en nuestra CONCACAF, la eliminatoria es muy a modo: eliminatoria previa en grupos de cuatro selecciones en la que clasifican las dos primeras, para después continuar con un hexagonal final en el que clasifican TRES de las seis selecciones contendientes. Además, por si fuera poco, el cuarto lugar aun tiene oportunidad de clasificarse a la instancia final mediante una repesca ante algún representante de otra confederación. Lo anterior significa que un contendiente de media tabla se puede clasificar a la instancia final gracias a ese bondadoso sistema eliminatorio.
De esta manera, clasificar a las instancias finales de la Copa del Mundo sigue siendo igual de complicado para las escuadras europeas: sigue siendo menester el terminar en primer lugar de cada sector eliminatorio para llegar a la instancia final; en África se incrementan los cupos pero la lucha por un boleto es igual de encarnizada que antaño; mientras, en CONCACAF, el sistema de competencia es más benévolo y se encuentra lejos de promover la competitividad; da oportunidad de ir a la Fiesta Grande del futbol mundial a escuadras mediocres de una confederación mediocre, mientras deja fuera a potencias europeas mucho más competitivas que por alguna u otra razón no pudieron ganar la competencia de su grupo.
Si pretendemos que la selección mexicana sea el equipo que el duopolio televisivo nos anuncia, se requiere pasar la eliminatoria dominando y demostrando ser el mejor de la zona. Pero si tenemos un futbol con un sistema de competencia que fomenta la mediocridad, en el que el lugar 11 de la tabla de posiciones haya llegado a ser campeón, no nos extraña que los nuestros salgan con la consigna de solamente "clasificar" – aunque sea estando en la media tabla – en lugar de salir a buscar ser los mejores. ¿Para qué desgastarse en tratar de ganar? Si con "clasificar" basta.