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sábado, 4 de febrero de 2017

Corrida de toros y súper tazón

De aficiones y esnobismos.



Fin de semana en el que se cruzan algunos eventos que nos atañen a los aficionados a deportes y/o espectáculos. Por un lado, domingo de súper tazón; día en el que una gran cantidad de personas hacen de dicho evento una ocasión para reunirse, convivir, combeber, o simplemente salir de la rutina. Para algunos aficionados de toda la vida al deporte de las tackleadas, es la culminación de un año para el que se prepararon mentalmente, disfrutaron de los partidos, los analizaron y, aunque no juegue su equipo favorito en el domingo final, disfrutan del encuentro de la misma manera en que los aficionados al futbol observamos la final del campeonato mexicano, de la Champions League, o del Mundial: para ser testigos de la historia, y prepararse para un ayuno de varios meses, hasta que, por allá del mes de agosto, el ovoide vuelva a ser acarreado por los emparrillados. Por otro lado, están los snobs, quienes, en estas fechas, al grito de #TodosSomosExpertosEnNFL se las dan de conocedores: opinan, recitan cifras que escucharon en los programas deportivos nocturnos, deciden que no se pueden perder el evento de moda; algunos compran el jersey del equipo al que decidieron apoyar en el año actual, acrecentando su colección ya que, en años anteriores, compraron el jersey de los contendientes de aquellos períodos. También existen los combebientes, que confiesan importarles una pura y dos con sal dicho partido, quién gane, qué suceda; para ellos, el evento es la ocasión o el pretexto idóneo para organizar la carne asada, con su respectiva pisteadera, como lo es en mayo y diciembre la final del torneo de liga, en octubre la Serie Mundial; también pueden tomar como pretexto la entrega del Oscar, el Miss Universo o lo que sea; ellos organizan o se cuelan al evento al grito de “va a haber cheve, pos vamos”.

En mi caso, confieso que observo, cuando no hay algo que me parezca más interesante, algunos partidos de la NFL; pero mañana no será la ocasión. En mi caso, el evento a observar será la Corrida de Aniversario de la Plaza de Toros México. Desde hoy estaré siendo testigo de la despedida del Maestro Eulalio López “Zotoluco”, quien alternará en mano a mano con otro Maestro, el valenciano Enrique Ponce. Mañana, acompañado de mis amigos taurófilos, estaremos observando a Morante de la Puebla, “El Juli” y Luis David Adame pelearse las palmas del respetable. El fin de semana estaba que ni pintado para disfrutar de varios eventos: sábado por la tarde para observar la corrida y, por la noche, el encuentro entre Guadalajara y Santos Laguna; y domingo de toros. La visita del conjunto argentino de Boca Jrs., dio en la torre a la programación perfecta, ya que, por la reprogramación del encuentro de liga, debido a la visita del conjunto bostero, se empalmarán el encuentro balompédico con la corrida. Al ser mi hogar la sede de nuestra peña taurina, el partido de mis adorados guerreros será visto de reojo al celular, y en Mute; digo, para Santos Laguna, como declaró en la semana Chepo de la Torre, es un partido más, mientras que el cartel que veremos en el embudo de Insurgentes, y la compañía convocada, no se observa cada semana.

Todo lo anterior lo comentaba anoche en una reunión de antiguos compañeros. La mayoría de ellos, aunque se dieron por aludidos al expresar mi disertación sobre la audiencia tazonera, expresaron su respeto a las opiniones ajenas; no faltó quien sacó sus complejos expresando: “tu pinche corridita no le quitará nada de gente al americano”. “Ya le quitó diez, que somos quienes estaremos en mi casa observando la corrida”, respondí.

Quien sí se pasó de tueste fue una compañera que, minutos antes, se quejaba de lo caro que le sale llevar cada semana a su perrito al spa para mascotas. Se despidió de mí, ya que no pudo evitarme al cruzar la puerta del restaurante al que acudimos; no sin antes espetarme mi – para ella – salvajismo, sadismo y crueldad al apoyar “ese deporte tan salvaje con los pobres animales”. No pude evitar responderle: “Más salvaje es valorar y atender a un animal por encima de un ser humano: las cantidades de dinero que gastas en tu mascota podrían acabar con el hambre de una familia de seres humanos de escasos recursos. Finalmente, la naturaleza del hombre es la supervivencia, la del toro es luchar a muerte; la naturaleza de los perros no es como haces vivir al tuyo: estar encerrados en casas y bañarse con shampoo de burbujitas. Comer y vestir sí es parte de la naturaleza de toda persona. Entonces, ¿quién está actuando contra natura?”. El resto de la comitiva sonrió, mientras ella se retiró mascullando. No escuché exactamente qué decía, pero por el tono, sé que eran improperios hacia mi persona.

“Se la pasó despotricando contra Donald Trump y los gringos en general, pero dijo que está más que lista para ver el superbowl”, y que hasta le compró su jersey de Tom Brady a su perrito. Comentó otra compañera, divertida.


“Si fuera congruente: Adiós, superbowl; hola, corrida”, remató otro compañero, divertido, mientras se rompía el huddle y enfilamos cada quien, a nuestros respectivos hogares.

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